30 julio, 2010

Welcome bAAAck


Un buen refrán que mi madre me repite mucho (y cada vez más) es "Quién no llora, no mama", y parece que me han escuchado llorar (la comparación con el refrán termina ahí... no ha pasado nada de mamar)

El otro día os comentaba mi desilusión de mi mayoría de edad a lo estadounidense y que la diversión del presente era un mero recuerdo de diversiones del pasado. Anoche no fue una excepción.

No recuerdo ni cómo, ni por qué pero ayer quedé con los jugadores de hace unos años. Nos pusimos a contar y llegamos a la conclusión de que hacía más de tres años que no nos veíamos, tres años en los que ha parecido que hemos cambiado, pero que después de unos cuantos cubatas, nos dimos cuentas que seguíamos siendo tan gilipollas como antes. Recordando niñatadas, gamberradas y peleas estúpidas, nos dimos cuenta que seguíamos siendo tres gilipollas, pero que sabíamos perdonar.

No recuerdo por qué nos peleamos o nos dejamos de hablar, solo sé que ayer volví a ser ese niño chico con 17 puntos en cartas con dos jugadores más que prometieron echar otras partidas; no sé por qué dejamos de ser amigos, ahora creo que eso nunca pasó.

Solo sé que ayer fui el gilipollas más feliz del mundo.

Álvaro Boldiszar Szilagi


No hay comentarios:

Publicar un comentario